El dolor derivado de la pérdida de algo importante suele ser como el martillo que golpe la espada en el yunque: es necesario para templar el arma.
A veces es gracias a la pérdida de ilusiones, condimento de la vida misma, que obtenemos una visión más universal.
Y, en ocasiones, es la Muerte misma la que nos da las lecciones:
-Hoy me lo he pasado muy bien-
-¿Así que te gusta que te encierren en un almacén y que los pirados te amenacen y...
-No. Eso no me ha gustado. Pero...forma parte del todo. Y ese todo está ahí. Y forma parte de la vida. Las partes buenas y las partes malas, las aburridas y las dolorosas...
-Vale. Ya lo entiendo. El todo. Vale. Qué profundo.
(...)
-Oh, fue maravilloso. Había mucha gente. Respiré y comí...e hice toda esa clase de cosas. Ojalá hubiera continuado eternamente. Ojalá no tuviera que acabar así...
-Siempre acaba. Eso es lo que le da valor. Cuando uno vive, aunque sea por un día...Bueno, solo hay una manera de dejar de vivir.
-Supongo que sí.
Tal vez algún día todos comprendamos porqué Muerte lleva el símbolo de la vida colgando de su
cuello. Hasta ese día...I'm alive!
Est sularis oth mithas
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