La lluvia caía triste.
Sin saber cómo,
había llegado al fin.
Sólo siente el vacío.
Corazón seco
como río en verano.
El recuerdo le huía;
se le escapaba
como hojas en otoño.
Le inundaba el olvido.
Le golpeaba
como nieve en invierno.
Si escribe ríos, su alma
florecerá
como flor en primavera.
El ruido de la vida
no deja oír
el cantar del ruiseñor.
Algún día desnudaré la poca poesía de que dispongo, y la veré como verdaderamente es. Hasta ese día, me conformo con verla vestida, sumisa bajo unas reglas que inevitablemente acabará rompiendo al salir volando.
Est sularis oth mithas
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