Escrito el 8 de Septiembre de 2005 a las 9:59
Hace casi tres meses que no renuevo el Himno de las Almas. Triste, porque han sucedido muchas cosas en la vida del Caos y me gustaría haber escrito las canciones con mis sentimientos en cada momento. No importa, aquí estoy, que es lo que importa.
Narrar todo lo que debiera sería humanamente imposible. No obstante, realizaré un pequeño resumen con todo aquellos hechos que consigo recordar. De todos modos, como siempre lo que primará en este Canto serán los sentimientos, no lo relatado. Espero que usted, lector, lo tenga en cuenta.
En lo último que escribí me refería a cuando me vi sumergido en un pequeño trance de tristeza. Durante un corto período, todas mis esperanzas se vinieron abajo. Había conseguido visualizar la luz, pero parecía tan sólo algo falso. En ese momento pensé que lo era.
Me equivocaba. Pero las muchas máscaras de la verdad dieron al traste con mis ilusiones. Ah, pero entonces, aparece la amistad. ¿Qué haría yo sin ella? ¿Qué haría cualquiera sin ella? Es indispensable, tanto o más que el oxígeno que me rodea, y muchas veces no la sabemos apreciar bien. Si alguna vez me he comportado así, desde aquí mi más profundo ahínco para dejar de hacerlo.
Como iba diciendo: entonces apareció la amistad. Y todo se transformó. Todo volvió a sus orígenes, a lo que debía haber sido siempre y parecía no llegar nunca a serlo. Ciertamente, me sentí feliz. Simple y llanamente: felicidad.
Pero como dijo una vez algún filósofo: "La felicidad auténtica no se consigue hasta que no se piensa en la felidad futura". Quería más. Deseaba más. Había esperado media eternidad para ganarme mi trocito de cielo, y entonces la idea no abandonó mi mente. Ella necesitaba lo que yo siempre había ofrecido -afortunadamente-, y estaba cansada de aquello que yo ansiaba.
Eso me trastornó. Mi mente, la parte racional de mi ser, intentaba apartar todo aquello de mi mente. Era algo superficial, total y profundamente superficial. Pero mi alma parecía no cesar en su insitencia. Ella -mi alma- había sufrido mucho. Puede parecer egoísta pensarlo, pero...durante algún tiempo tuve en mente la idea de que merecía alguna clase de premio. Un premio por haber aprendido a sobreponerme, a no arrojar la toalla. No me daba cuenta que lo había conseguido ya.
Así que con ese pensamiento, y la carga emocional de saber que vas a extrañar lo más preciado, me embarqué a la Costa Occidental. "Home lies behind, the world lies straight ahead". Durante mi estancia en la tierra que me vio llorar por primera vez, conseguí contactar con aquellos que extrañaba. Algunos, ella incluída, me comentaron que me sentían cambiado. Algo no estaba como debiera. ¿Eres tú, Kya?
Creo que sí.
Yo me siento Kya.
¿A caso he cambiado?
No lo sé.
Tanta gente no puede estar equivocada.
Como me dijo un tío mío, "Un ser es como un río. Si te bañas en él nunca te moja el mismo agua, pero el espíritu es el mismo".
¿Será posible que pase por una época de sequía? ¿O tal vez de inundaciones? Es posible. Y probable. Era necesario un cambio de aguas. Sólo hay que esperar a que pase. "But the spirit will remain". Haré todo lo que esté en mi mano para que pase lo antes posible.
He de pedir disculpas porque todo esto está preocupando a aquellos que más aprecio.
Perdón.
En mi deber está decir que GRACIAS. Gracias por estar ahí, por no iros y dejarme cambiar mi cauce. Gracias por avisarme que me desbordaba sin darme cuenta. Gracias.
Gracias a ti, por no dejarme incluso cuando todo corre peligro. Eres una de las cosas más importantes en mi vida, y no dejaré que una tormenta en mal momento nos separe.
Y por último, gracias a usted, lector, por aguantar toda esta diatriba de un pobre loco enamorado. Espero que en algúno momento haya conseguido disfrutar de lo que leía. En caso contrario, lo lamento, pero es mi manera de escribir.
[i]Est sularis oth mithas[/i]
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